©Sergio H. Bartés
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Prólogo

En estos tiempos, el nacimiento de un libro de poesía resulta, por lo menos, un hecho inquietante, revelador de que alguien nos ofrenda, esforzadamente, una visión genuina de su ser unívoco, entre tanta quimera esquizoide con pretensiones de “realidad”.
Sin el propósito de rotular esta ópera prima, opino que la poesía de Sergio Bartés se cristaliza en formas depuradas, “secas”, sin seducciones floríferas ni encantamientos sonoros, que transita, preferentemente, por geografías subjetivas cuyos significados vertebran sus sentidos en el plano metafísico. En ella, tenues resplandores iluminan facetas ocultas, extrañas, que develan lo extraño en nuestro espíritu, en nuestra identidad, y nos induce a re-conocernos, aún absortos por su magnetismo estético. Aliada a la belleza, la poesía reinventa y transforma desde una ética del lenguaje. En esa óptica, importa menos lo que dice cuando más resuena en el silencio lo que suscita.
Desde figuras y ámbitos diversos, en “Poemas para el otoño” predomina la casi constante voz de una angustia existencial que, sin caer en tonos lastimeros, nos remite a lo mágico y lo paradojal, a la finitud y lo frágil de la vida. Vida imbricada en la muerte, muerte signada por el misterio, misterio reflejado en la vida, rueda espectral que gira con sus interrogantes intactos, eternos. Como dice el autor en uno de sus poemas:”Una luz / nunca se apaga por completo. /
Siempre queda un destello / debajo de la superficie, / que puede ser descubierto”. Otra luz, otras formas, otras tinieblas. La rueda gira, el hombre espera la certeza de un número, pero solo recibe el bálsamo de una palabra, de una metáfora o de un mito, que engendra un nuevo interrogante. Realidad e irrealidad, como gemelos indiferenciados juegan a diferenciarse, mas terminan en un reciproco mimetismo. La angustia, apenas moja sus labios en una ilusión, ya otro espejismo lo impulsa a saciar la sed ancestral. Pero esas búsquedas son para el poeta, en última instancia, encuentros consigo mismo. Ahí, en su creación, está él; con la conciencia estragada y el espíritu vibrante. Lejos del sujeto que representa, al margen del individuo socialmente codificado. Está su ser desnudo, auténtico, que esboza en trazos armoniosos sus obsesiones, delirios y temores, trasvasados en susurros e irónicas sonrisas; está solo en medio de las asimetrías y los absurdos del mundo, de su tiempo y de todos los tiempos.

Osvaldo J. Barbieri

Epígrafe

¿Hacia dónde desciende el otoño?
¿Qué busca debajo de las cosas?
¿Por qué arrastra todos los colores
como si debiera despintar cuánto se hunde?
¿Y hacia dónde descendemos nosotros como pequeños otoños portátiles?
¿Hacia dónde bajamos aunque cese el otoño?
¿Qué luz desconcertada
socava los cimientos o los borra?
¿O la vida carece de cimientos
y la luz sólo nada en el vacío?
El otoño tira de nosotros hacia un
fondo que no existe.
Mientras tanto,
Continuamos mirando hacia una altura
Que existe menos todavía.

Roberto Juarroz

I - Los Dinosaurios

¿Dónde?

Busco,
busco,
busco.
Olfateo en los desiertos,
detrás de cada roca,
miro en el fondo
de los arroyos,
muevo la cola
frenéticamente
y paro las orejas,
cuando miro hacia arriba
ladro a los pájaros,
guau
guau
guau.
No,
esto no es real.
Retorno a mi identidad
y busco en el ropero,
debajo de la cama,
dentro de la heladera,
en el fondo de los vasos,
entre los libros,
en la cocina,
en el espejo del baño…
Nada.
No aparece.

Estoy transpirando
tal vez sería mejor
buscar dentro
de mi cerebro.
Claro que para eso
debería saber
qué estoy buscando.

Los dinosaurios

Dos dinosaurios
en el interior
de mi cuerpo
pelean salvajemente.
Vuelan trozos
de rocas
y árboles destrozados
por los monstruos
en su lucha.
El olor a sangre
de sus heridas
los enardece aún más,
y sus rugidos
se escuchan
en la intimidad
de mi piel,
cielo del holocausto.
Para darles
tiempo
me acuesto
y trato de dormir,
porque mañana
uno habrá
sobrevivido
y me dirá
qué
hacer.

Limitaciones

El exiguo sentido
de tener
una sola vida
conduce al desborde inevitable,
pertinaz,
de una contención imposible.
Lo que se escurre
hacia abajo,
o hacia arriba,
o también a los costados
formará otras,
que no se ven.

Sublimación

es abrir las puertas:
derribar los muros;
por sobre todas las cosas
atreverse,
despojarse de las vestiduras
mentales
e ingresar al lugar elegido,
gritando
con todas las fuerzas,
hasta desfallecer
de gozo.

Distracción

Hoy los espejos
no devuelven
mi imagen.
Tampoco
me puedo tocar.
Creo que olvidé
mi cuerpo
dentro
de una mujer.

Peregrinación

El trayecto se va borrando
mientras lo recorremos.
Al final de cada paso
no hay retorno,
ni caminos nuevos.
Aunque estemos preparados
con un gran equipaje
siempre faltará algo;
tal vez dé igual
caminar desnudos.

Sin salvación

Espectros letales se deslizan
por negros laberintos,
cuyas líneas,
infinitamente confusas,
engendran calamidades
que se descargan
desde siglos
sobre el universo
y sus criaturas.
Son millones:
hacen
estallar los pechos,
degeneran las células,
activan los volcanes,
generan la demencia
y dominan la muerte.
No se ven,
pero yo los siento
y aunque estoy escondido
debajo de la arena
sé que me encontrarán.

Sensaciones

Un estímulo
Solo responde a otro estímulo.
Cuando se tocan
dejan de ser dos
y se transforman
en un impulso compartido.
Es una línea que se acorta
hasta desaparecer,
cuando se unen
dos cuerpos
en el punto justo.

Identidad

Estar sin estar;
estar muy cerca
no es siempre estar cerca
de lo real.
Estar sin estar
es un tránsito pendular,
que desvanece
y devuelve las imágenes
con rara intermitencia.
Estar sin estar
es deshojar los pétalos
de la luz,
que tal vez, en algún lugar
del laberinto
ilumine un rostro,
el único.

Movimientos convergentes

La rueda gira
sobre la tierra,
o es la tierra que vuelve
hacia la rueda.
Alguna de ellas se mueve,
o se mueven las dos
en sentido contrario.
Siempre se tocan
en espacios distintos,
hasta completar
un giro.
Algunos están arriba,
otros debajo,
sólo por un instante
porque las posiciones
se invierten
hasta el infinito.
Lo que nadie puede
es separarse
de la rueda.

Recepción

Un gesto
es una imagen
saliendo de otra
que retrocede.
El gesto va siempre
hacia afuera;
algunas veces se detiene
en el centro
pero sólo un instante,
para tomar impulso
y proyectar
su figura despojada
a otra imagen
que espera.

La otra ubicación

Caminar descalzo
es integrarse a la superficie
de lo desposeído.
Es estar en otro plano.
Es aproximarse
sin estar adentro.
Sólo así la bruma se dispersa
y las moléculas se integran
a otra dimensión

Abstracto

No me molesta
el silencio de los muertos.
Sí me molestan
las palabras vacías
de los que están vivos.
Imagino un lenguaje
de palabras calladas
y silencios pronunciados;
símbolos de formas
que no existieron
y que nunca
han sido
articuladas.

La huída

Un ente ha invadido
el oscuro recinto
de mi cerebro.
Todo el tiempo me señala
los senderos
que debo transitar,
siguiendo huellas seculares
de cansados transeúntes milenarios.
En cuanto se distraiga
excavaré un túnel,
y una vez afuera
podré descubrir
lo que nunca
me dejó mirar.

Quisiera saber

Dónde está
el eco
de la angustia.
En qué profundo laberinto
aparece su infinito
silencio
cuando desaparece
sin dejar rastros
de su agonía.

Inquietud

Todo final es un acto puro
de reflexión;
de acercamiento de los extremos
de la línea acontecida.
La muerte
es un final absoluto.
Temo que,
cuando me ocurra,
el cuerpo me pida
explicaciones
por todo lo que dejé
de hacer.

Transmutación

Por mi noche
vacía de estrellas,
de nubes,
de lunas,
ambulan silenciosos
siete carruajes negros,
y en todos estoy yo,
disperso en la materia divisible
y esquemática
que fue
y que no será
otra vez.

Comunicación

No debo estar bien
del metabolismo mental,
porque mi cerebro
no alcanza a digerir
las figuras repetidas
de seres dispersos,
que ambulan solos
y gesticulan frenéticamente
mientras hablan
entre pausas,
esquivándose
como hormigas laboriosas.
Cada uno en lo suyo,
pero todos,
con extraña sensualidad,
se exhiben entusiastas
y hacen el amor
en público
a su teléfono
celular.

El lugar equivocado

Hay lugares fijos
que esperan
a cada cosa,
y están las cosas
buscando sus lugares.
Pocas lo encuentran.
Casi siempre se equivocan;
se retuercen de dolor
y huyen
en busca del sitio esperado;
el único.

Humo

de las chimeneas
de viejos barcos;
de los cementerios
inútiles;
de las grises bocas
del invierno;
de Roma incendiada
por Nerón;
de los crematorios
de Hitler;
de un cigarrillo pendiendo
de labios
muertos;
de antiguas locomotoras
irrumpiendo el silencio
de la llanura
infinita;
de la concavidad
de los volcanes;
del infierno
imaginado;
Humo desfalleciente.
Humo que huye.
Humo que siempre
desaparece
con el viento.

Mensaje

Mientras la pampa
respira pausadamente
su largo cansancio
de soledad
y misterio,
un niño lisiado,
desde su sillón de ruedas
remonta muy alto
su barrilete amarillo,
que al subir y bajar
traza una curiosa escritura,
cuyos rasgos asimétricos
se pierden de a poco
en la concavidad
de un cielo gris.

Lamentos

Espacios, pausas
y silencios
entre las puertas extremas
de un pasillo
infinito;
son los huecos
de pensamientos ausentes
en la memoria
de los muertos.
Pájaros negros
cantan sin sonido,
y flores de hielo
perfuman el jardín
de la soledad.
Mientras tanto yo,
escondido detrás
de un pino rojo
invento palabras
para describir
la nada.

Alegoría

Pensar
con los ojos cerrados
y abrirlos
hacia adentro,
es un rayo de luz
a través del ojo agrietado
de una vieja cerradura,
que espera
apenas suspendida
de una puerta
silenciosa.

A mis oídos interiores

Quiero en este poema
honrar a mis estoicos
oídos interiores.
Porque descifran las letras
asimétricas y confusas
de mis pensamientos.
Porque escuchan
las silenciosas
figuras de mis sueños.
Porque alguna vez,
estoy seguro,
en ellos encontraré
las palabras
que nunca pude
escribir.

Quién a quién

Los sueños que sueño
no tienen imágenes,
son solo una presunción,
vaga y silenciosa
de presencias obstinadas.
Los sueños que sueño
son oscuras criaturas al acecho
en una noche puntual.
Los sueños que sueño
tal vez me estén soñando a mí.

Discrepancias

Tengo la mente
en una silla de ruedas
y el cuerpo
en alguna alcoba compartida.
Impulsan la silla
mis vagas ocurrencias,
mientras bailamos
un vals de Strauss.
Entretanto, mi cuerpo sudoroso
alcanza el clímax
en la penumbra
de la alcoba compartida.

Estoy seguro

Algún día llegaré
temblando,
con la máscara
del tiempo
en el rostro
que fue.
Necesito que me esperes,
no sé cuánto
me llevará
este viaje
raro.
Conservo todavía aquel
fuego mágico
que alguna vez
compartimos.
Sé que te encontraré
en algún
lugar,
tal vez
el mismo
de antes.

Conformismo

Desde hace un tiempo
noto que la llanura
se está haciendo
brumosa.
Allá,
donde se junta
con el cielo
forman un ángulo
sin contraste,
como si todo
estuviera cubierto
por un velo
gigantesco
y gris.
Por más
que esfuerce mis ojos
todo permanece
estático y borroso,
como un viejo retrato.
No debo desesperarme,
porque si esto se agrava,
como dijo Borges,
habré perdido
solamente
la vana superficie
de las cosas.

II - Imágenes

¿Por qué?

Me agobia el
aburrimiento de permanecer
por siempre como
un ser estático
y único.
Amaría la embriaguez
de cambios continuos,
transformaciones inesperadas.
Un día ser un boxeador,
otro un escritor
o futbolista,
o actor.
Estar en otros países,
con distintas vivencias.
Me pregunto el por qué
de la presión
sin tregua
en un sólo ser
para siempre.

Añoranza

Uno a uno
mató el tiempo
a mis guerreros,
que eran infinitamente
heroicos;
mudos y silenciosos
paladines
de las causas justas.
Cuánto daría
por volver a verlos
y retornar así
al circuito perdido.
En qué lugar
estarán enterrados
los cuerpos rígidos
de mis queridos
soldados
de plomo…

Ella

Sus pasos cansinos
están en todas partes,
al igual
que su rostro amarillo;
siempre eligiendo
a alguien,
por capricho,
los senderos no existen
pero a su paso
se abren
como bocas asombradas;
sus dedos huecos
señalan
sin cesar,
en movimientos continuos,
mientras sigue caminando,
alegremente
la Muerte.

Alternativa

Cuando la oscuridad
de la noche
es tan espesa
que impide
encontrar el camino,
hay que darla vuelta,
hasta ver
su costado de luz.
Sólo así aparecerá
nuevamente el camino.
Aunque con rasgos
alterados.

Desprendimiento

Cuando mi cuerpo me abandone
y se convierta en nada,
tengo la presunción
de que esa nada,
será menos nada
que esta nada tediosa
que cargo vanamente.

Desconcierto

Mil caminos se bifurcan
serpenteando,
y yo en el centro,
con mis dudas
concéntricas,
reincidentes.
La imagen opaca
que me devuelve el espejo
empañado
envía mensajes
que no puedo descifrar.
Sé que vacilante
elegiré un sendero
cualquiera
y también sé
que no será
el que busco.

Apertura

Si no hubiera
puertas ni ventanas herméticas;
ni tampoco muros rígidos
e inmutables,
no existirían espacios cerrados.
Todo sería una continuidad
infinita
de un espacio compartido.

Imprecisión

Una línea
nunca se completa íntegramente.
Aunque se quiebre,
siempre queda un tramo incierto
a recorrer.
El comienzo
Es lo único cierto
de la línea.

Utopía

¿Cómo detener
el último rayo de luz
ante la noche?
¿Cómo detener la noche
sin detener la nada?

Sólo un viaje

Viajamos apretujados
en una infinita
y curiosa
plataforma espacial.
Somos miles de millones,
de distintas razas
e idiomas.
A veces discutimos,
otras nos amamos;
aprendemos computación
y marketing;
hasta soñamos.
Muchos se caen
y desaparecen
para siempre;
otros arriban sin saberlo.
Unos pocos se cuestionan
el sentido
del viaje;
los llaman
pensadores.

Imágenes

Esta noche estoy solo,
y recurro al persistente y vano
ejercicio de recordar.
Los acontecimientos
se suspenden sobre mí
como un péndulo
de tiempos meramente transcurridos.
He transitado por desiertos
y praderas;
he gozado del amor
en mil alcobas;
he bebido el agua fresca
de los aljibes
en lejanos veranos;
he contemplado el arpa de Bécquer
y me he reflejado
en los espejos de Borges;
he disfrutado
con la magia del arco iris;
me he deslumbrado
con las líneas invisibles de la lluvia;
he conocido comarcas muy verdes
y disfrutado
de inesperados encuentros;
he reído algunas veces
y muchas he llorado,
preguntándome.
Cuando vuelvo a la realidad,
descubro que estoy
en el mismo lugar del jardín,
solo
y algo cansado.

El otro

No sé cuándo,
no lo advertí,
un ser invadió mi cuerpo
y se alojó en mi mente.
Fue creciendo
y trazó sus metas,
vanas objetividades
de cera.
Hoy vive en mí
ese ente
que no puedo dominar,
y que se nutre
de las cavidades confusas
de mi cerebro.
Es tarde para resistirme
y ya soy
Él
definitivamente.

Atavismo

Vi a un hombre
con un traje oscuro
y portafolios de cuero;
no era un ejecutivo.
Vi a otro
con cara pintada;
no era un payaso.
Vi a alguien
que reía siempre;
no era feliz.
Vi a un ser crucificado;
que no era Dios.
Todos estaban agonizando
en un silencioso
desierto amarillo.
Quisiera conocer a los hombres
despojados
de su atavismo sólido,
en un estado puro
de desnudez mental,
para descubrir la piel oculta,
la única,
de esta extraña
criatura.

Cronos

Una alcoba
en el piso alto
de una casona de campo.
La veo, quizá a través
de un sueño,
o de una visión rara
que dibuja mi mente.
La penumbra del atardecer
se proyecta sin apuro
por cristales de enormes
ventanas grises,
y se deposita silenciosamente
sobre los antiguos muebles,
que los recuerdos y el polvo
fueron gastando;
una silla tapizada,
un ropero muy alto,
una araña de luces
que ya no alumbra,
y en el centro
la cama, de madera tallada,
y la colcha roja,
prolijamente tendida.
Oh, Dios,
dónde estarán los amantes
que alguna vez habitaron
la vieja alcoba.

III - Quimera

Vínculos

Entre los extremos
de un espacio abstracto
se enfrentan
la imagen y el ojo.
Tenso recorrido
desprovisto de interferencias,
sin encuentros objetivos;
sin percepciones anticipadas.
Cómo saber:
si es el ojo
el que posee la imagen;
o si es la imagen la que entra
en el ojo.
O si se unen
en una dimensión oculta,
distante de la imagen
y del ojo.

Tormento

Despertar solo en la noche
no es despertar del todo.
Es percibir un roce anticipado
de la muerte.
Es la angustia
de un silencio lacerante
Es imaginar mil roedores
al acecho.
Es merodear las tinieblas,
bajo los párpados
de los muertos.

Yo

He sido enterrado vivo.
Mi cuerpo es una tumba vertical
rodeada de vanos epitafios.
Si pudiera evadirme
de ese encierro mutilante,
mataría a mi sepulturero;
dice llamarse
Sergio Bartés.

Incursión

Por un instante
dejar de ser uno
sin ser otro.
Desde esa aproximación
a la nada,
descubrir los rasgos interiores
ocultos,
sólo visibles
sin ser uno
ni ser otro.

Otra actitud

Debemos despojarnos
de los despojos.
Eliminar los residuos
minuciosamente,
y ocupar los espacios vacíos,
Despojar la oscuridad
con una luz espontánea
y adoptar las formas
de imágenes nuevas.
Aun con dolor.

Un espacio limitado

Los paréntesis son:
cóncavos de un lado
y convexos del otro.
Todo lo que está
dentro de las concavidades,
como el hombre,
es sólo un complemento
de los espacios abiertos.
Se debieran dar vuelta
los paréntesis
e invertir los espacios.
Sólo así, el hombre
podrá conocer
el otro lado
de esos signos.

Extravagancias

La vida
es una excentricidad
de la muerte.
La muerte
es una excentricidad
de la nada.
El hombre
es una excentricidad
de sí mismo.

Residuos

Papeles escritos
con letras que se borran
cuando aparecen otras.
Miradas quebradas
hacia adentro.
Pájaros petrificados
en ramas de vidrio.
Ríos extraviados
en la llanura de cera.
Árboles narcotizados
por la bruma.
Cielo sin color,
que parece alejarse, más allá
de las nubes y el desconcierto.
Aullidos indescifrables,
flotando en la memoria de los bosques.
Viento áspero
que gasta los sentidos.
Atardeceres metálicos
desplazando la luz.
Mariposas mutiladas.
Laberintos infinitos,
entre casas sin ventanas,
ni puertas.
Es el tiempo en que el silencio
se desprende del silencio,
con el eco de los pasos
del último hombre sobre la tierra.

Bloqueos

Para salir
debería encontrar la llave.
Pero eso es imposible,
porque la tiene alguien
que tampoco puede salir,
ya que la de él
la tiene otro,
que no sabe a quién pertenece
y que también
está encerrado.

Levedad

La soberbia multiforme del mar
brinca violenta sobre la playa:
reiteraciones infinitas
de estruendos anunciados.
Heridas abiertas,
sangre de espuma.
El hombre es arena que se escurre
hacia un lecho ignoto.

Sucesos

Todo movimiento se desplaza
por un hueco
de extremos inciertos.
Hay un plano neutro en el centro,
pero siempre está vacío.
Todo cae o se eleva,
y va ocupando lugares al azar.
Nunca hay un espacio definitivo,
hacia arriba o hacia abajo.
Tampoco se sabe
cual será el último.

Otra posición

A veces ocurre
que la tristeza
es menos triste.
Que el dolor no es tan intenso,
y que la noche se desprende
de sus negras ecuaciones.
Cuando éstas dan un giro
sobre su eje,
eliminando partículas sobrantes,
conforman
estados atenuados.

Cambio

Cuando comienzo un poema
soy un escarabajo perdido
en la policromía
de los espacios llenos.
Cuando lo voy terminando
se van llenando algunos
y se vacían otros.
Aunque siempre son las mismas cosas,
que sólo cambian de lugar.
Tampoco varían los espacios.
Lo que cambia
es el lado oculto del escarabajo.

Adherencias interiores

No es el polvo del camino
lo que se adhiere
a la piel del caminante,
sino el polvo
de lo que no es camino.
El caminante
no transita siempre
el lado de arriba,
a veces va por debajo.
Y es en ese lugar oculto
donde
enloda su ser.

No será igual

Una luz
nunca se apaga por completo.
Siempre queda un destello
debajo de la superficie,
que puede ser descubierto.
Cuando esto ocurre,
el destello se convierte
en luz nuevamente.
Aunque tal vez no alcance
a iluminar por completo
las oscuridades que antes
estaban iluminadas.

Ensayo

Juntar las alas
de todos los pájaros
y formar con ellas
dos alas gigantescas.
Unidas a los costados
del mundo.
Cambiarlo de lugar
y de posición.
Y en el nuevo espacio
borrar la historia,
y crear gestos distintos.
Tal vez así se acorten
las distancias interiores.

Intermitencias

Todo escalón
tiene su pausa.
Cada pausa sostiene
a un escalón.
No importa si la extensión
es ascendente
o descendente.
En los extremos
siempre habrá
otro escalón
y otra pausa.
En el medio,
el silencio.

El tercer espacio

Los cuerpos caen
siempre hacia abajo.
Los sueños
lo hacen hacia arriba.
Debiera haber
un espacio regresivo,
donde se junten
los cuerpos y los sueños.
Así se formaría una imagen
desprendida de los cuerpos
y los sueños.

Penoso

Un pensamiento puro
borra los sedimentos
de una razón comprometida.
pero no sabemos cómo
concebir un pensamiento
puro.

Visceral

¿En qué lugar
está la sombra de la sombra?
¿En qué lugar
yace el alma dividida?
¿En qué lugar
se engendra la violencia espontánea?
¿En qué lugar de la noche
acechan las pesadillas y los monstruos?
¿En qué lugar del silencio
ataca la muerte minuciosa?
Tal vez todos los lugares
tengan su lugar
en las vísceras
de los animales muertos
por el hombre.

Conocimiento

Toda figura interior parece hermética,
pero siempre tiene,
en algún lugar oculto,
un trazo transparente.
Sólo una percepción profunda,
de afuera hacia adentro,
puede descubrir ese lugar
e interpretar a la figura.

Líneas inconclusas

Tal vez el final de la línea
no sea tan brusco,
y ni siquiera la línea tenga final
¿Por qué pensar que siempre
debe haber un comienzo y un fin?
¿Por qué no suponer
que la detención de la línea
es sólo una pausa
en la continuidad
de la misma línea?

Desolación

Hay un espacio infinito
que contiene a todos los espacios.
Algunos están habitados.
Otros están vacíos,
o no del todo llenos,
como el espacio de Dios,
o el de la muerte.
El espacio de la nada
nunca está vacío
porque siempre
contiene a la nada.

Impedimento

Los límites mutilan
de adentro hacia fuera,
o de afuera hacia adentro.
El centro también
es un límite
que siempre impide
las entradas
y las salidas espontáneas.
Debería haber un medio
para limitar los límites.

Inesperado

Los milagros
se contradicen persistentemente.
Nunca acuden
al lugar justo,
ni en el momento esperado.
Desconciertan al razonamiento
y alteran la lógica.
Tal vez el milagro
sea una lógica al revés.

Estallido

A veces algo se quiebra
en un costado incierto,
lejos de la piel
y la memoria.
Por esa grieta irrumpe
un torrente incontrolable,
que invade las galerías
de la cordura
hasta hacerlas estallar.
Con lo que queda, nunca
se podrá recomponer
lo que había.

Es preferible

Tener tiempo
es una afirmación imposible.
No tener tiempo
es una vaga presunción.
Porque es el tiempo
lo que nos tiene,
o nos deja de tener.
Cuanto más nos tenga
mayor será la decadencia.
A veces, por piedad
nos deja ir antes.

Pensamiento líneal

Todas las líneas son inconclusas.
Tampoco tienen un punto fijo
para su inicio.
Sólo son fragmentos
de sustancias sueltas,
en movimientos distintos,
que no son horizontales
ni verticales.
Siempre se mueven
en una dirección opuesta
hacia donde apuntan.

Lo que sobra

Me pesa la piel.
Me pesan los huesos.
También los brazos y las piernas.
Me pregunto por qué
el agobio de tanta carga
si hoy, lo que quiero
es sólo pensar.

Otra posición

Si estoy dormido
y todo es un sueño
quisiera despertar.
Si estoy despierto
y todo es realidad
quisiera dormir.
Debería haber
un lugar intermedio,
donde los sueños
y la realidad se junten
y mezclen sus figuras.
Así viviría entre bordes
menos pronunciados.

Otra óptica

Se puede alterar el pasado,
fijando de a poco
la mirada hacia atrás.
A medida que aparezcan imágenes
ir cambiando los colores
y las formas,
y también las posiciones interiores.
Recorrer la distancia
entre los dos extremos
sin detenerse,
hasta llegar al final.
Luego volver al principio
y contemplar el cambio.

Hallazgo

Cuando la mano encuentra
en otra piel
los espacios que necesita
para trazar las líneas ansiadas,
y la piel encuentra en la mano
el estímulo justo,
se produce un desborde incontenible.
Pero la mano y la piel
no están siempre juntas,
sólo se unen cuando se enciende
una luz natural.

Presunciones inciertas

Me estoy preguntando
si tu existencia es cierta.
Te estás preguntando
si mi existencia es cierta.
Tal vez una de las dos
sea el sueño del otro.
O quizás sean dos sueños
que se encontraron
dentro de un mismo sueño.

Desencuentros

Cuando el barco,
cansado de su trajinar horizontal
intenta alcanzar una playa,
es la playa la que retrocede
y se aleja,
trazando una distancia inaccesible.
A veces es la playa
la que intenta acercarse
y el barco retrocede, manteniendo
la misma distancia.
Entre ambos siempre está el mar.
Inmutable.

Existencia dudosa

Cuando quiero mirar al mar
sólo veo la tierra.
Cuando tengo sed
mi vaso está siempre vacío.
Cuando necesito escribir
no encuentro las palabras.
Cuando quiero gritar
me falta el sonido.
Tal vez yo no exista
y sólo sea una imagen
de alguien que me está soñando.

Interrogantes

¿Dónde está el final
de todos los planos?
¿Dónde está la línea sutil
del extremo,
por donde van cayendo
todas las cosas?
¿Cómo encontrarlo
sin caerse también?

Coincidencia

¿Cómo intuir
el trazo de una mirada?
¿Cómo saber cuándo se detendrá,
y en qué preciso lugar?
Si hay otra mirada,
que también elige ese lugar,
ambas se unirán
para alumbrar
los espacios originarios.

Necesidad

¿La sombra se adhiere
a la figura,
o la figura se adhiere
a la sombra?
¿O simplemente se juntan
para no estar solas?

Un deseo

Ahora, que al fin
siento en mis pasos
una rara coherencia,
quisiera que la línea
del tiempo que me lleva
no se quiebre todavía
al vacío del otro tiempo.

Interpretación

Buscar las palabras que no existen.
O tal vez inventarlas.
después armar una enredadera
de palabras verdes
para un jardín imaginado.
Dejar que hilos asimétricos
las ubiquen de abajo hacia arriba,
o mejor aún de la nada hacia fuera
y leerlas con los ojos cerrados.

Esterilidad

La sabiduría se transmite
siempre hacia adelante,
mientras aumenta
su contenido invisible.
Pero algunos la ven,
y para evitar su propagación
obligan a los pensadores
a usar anticonceptivos mentales.

Es preferible

Para no perder nada
es necesario estar cerrado,
o no saber lo que se tiene.
Por eso, es mejor
perder algo,
así, lo que queda,
llegará a la superficie
de la luz.

Ocurrencia

Si la lluvia cayera
de abajo hacia arriba,
si los pájaros se arrastraran
y las serpientes volaran
se debería dar vuelta todo.
El reverso sería el anverso,
y surgiría una línea
hacia otros planos
que tal vez sean los mismos,
pero en posiciones
invertidas.

Estados de ánimo

Descubrir de repente
el color del cielo,
o el aroma del mar,
es perforar la piel
de los sentidos
y percibir el cambio
de lo que nunca
ha cambiado.

Sin lógica

El tiempo transporta
las historias hacia atrás.
Algunas se van desvaneciendo
de a poco.
Pero otras
detienen su marcha
y permanecen inmóviles.
O a veces avanzan
en sentido contrario
hasta ocupar un lugar definitivo.

Una ubicación incierta

Los muertos nos miran
con ojos vacíos.
Dios nos mira con severidad.
Los animales nos miran
con tristeza.
El cielo nos mira
distante.
Nosotros, irreverentes y distraídos,
siempre de espaldas
a todos los espacios
sólo miramos
el espacio de la nada.

Un acto confuso

Las palabras
muestran su identidad, al nacer
de los labios que las engendran.
¿O son las palabras
las que engendran a los labios?

Insuficiente

Por transportarse a sí mismo
el silencio está siempre cansado.
Cada vez que se detiene
a descansar
afloran las palabras
que intentan ocupar sus huecos.
Pero nunca lo consiguen
por completo.

Ubicación

Debemos abrir las cortezas
de las cosas
y de lo que no son cosas.
Transitar por intrincados caminos
hasta encontrar el centro,
que no siempre
es el centro.
No hay un lugar fijo
para la esencia.

Indeterminado

Hay espacios que no tienen
extremos.
Hay espacios que tienen extremos
pero no se ven.
Hay espacios que tienen extremos
que no se pueden
alcanzar.
La distancia a recorrer
es siempre incierta.

Opciones

Algunas puertas
se abren
hacia afuera;
son las que desalojan
las tinieblas.
Otras, en cambio,
se abren hacia adentro;
son las que dejan
penetrar la luz.
Las que permanecen cerradas
sólo cortan los planos,
de adentro hacia fuera
y de afuera hacia adentro.

Quimera

Los sentimientos no tienen líneas,
ni espacios;
ni siquiera ángulos vulnerables.
O si tienen líneas no son rectas,
ni son curvas.
O si tienen espacios no son verticales,
ni horizontales.
O si tienen ángulos
están cerrados en una posición imposible.
Para describir los sentimientos
hacen falta palabras
que no sean palabras